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No cabe duda de que, como sociedad, nos hemos vuelto insensibles a la importancia del matrimonio como influencia estabilizadora y menos proclives a valorarlo como una institución que merece la pena.
No cabe duda de que, como sociedad, nos hemos vuelto insensibles a la importancia del matrimonio como influencia estabilizadora y menos proclives a valorarlo como una institución que merece la pena.