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Trabaja para Dios, ama sólo a Dios y sé sabio con Dios. Cuando un hombre ordinario pone el rimo y el entusiasmo necesarios en la meditación y la oración, se convierte en un hombre divino.
Trabaja para Dios, ama sólo a Dios y sé sabio con Dios. Cuando un hombre ordinario pone el rimo y el entusiasmo necesarios en la meditación y la oración, se convierte en un hombre divino.