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Acabo de terminar el esbozo de mi teoría de las especies. Si, como creo, mi teoría es cierta y si es aceptada aunque sólo sea por un juez competente, será un paso considerable en la ciencia. Por lo tanto, escribo esto, en caso de mi muerte repentina, como mi más solemne y última petición, que estoy seguro considerará igual que si estuviera legalmente inscrita en mi testamento, que dedicará 400 libras a su publicación y además usted mismo, o a través de Hensleigh [Wedgwood], se tomará la molestia de promoverla.