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Lo que sí sé es que toda la delegación de Michigan trabajó muy duro en relación con la reactivación de la industria automovilística. Realmente había que elegir entre la quiebra y la liquidación. No había nadie que estuviera dispuesto no sólo a aportar el dinero para mantenerlos a flote, sino también a atender las garantías de todos, tú y yo, que conducimos todos esos coches. No había nadie más que el gobierno federal para hacer frente a la situación. [El rescate automovilístico fue] bipartidista desde el principio. [Sin él, Michigan habría alcanzado tasas de desempleo del 40%.