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Incluso la enfermedad se convierte en una experiencia que atravesamos con felicidad, porque nuestra felicidad no depende de cómo se siente nuestro cuerpo, sino de cómo se siente nuestro espíritu.
Incluso la enfermedad se convierte en una experiencia que atravesamos con felicidad, porque nuestra felicidad no depende de cómo se siente nuestro cuerpo, sino de cómo se siente nuestro espíritu.