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  • Siempre he sido un gran defensor del agua del grifo, no porque la considere inofensiva, sino porque me molesta la idea de comprar agua extraída de alguna cuenca remota y luego transportada por medio mundo. Beber agua embotellada libera a la gente de su preocupación por las amenazas ecológicas al río junto al que viven o a las cuencas de agua subterránea sobre las que viven. Es el mismo tipo de pensamiento que lleva a algunos a la conclusión complaciente de que si las cosas en la Tierra empeoran lo suficiente, bueno, nos iremos volando a una estación espacial en otro lugar.