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Estas abominables armas no sólo yacen enterradas en silencio y por millones a la espera de matar o mutilar a mujeres y niños inocentes, sino que la presencia o incluso el temor a la presencia de una sola mina terrestre puede impedir el cultivo de un campo entero, privar a todo un pueblo de sus medios de subsistencia, colocar un obstáculo más en el camino de un país hacia la reconstrucción y el desarrollo...".