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Hay una maestría con las palabras que no se aprende, sino que se desarrolla: un sordo desarrolla una visión excepcional, un ciego una audición excepcional, un mudo, cuando se le da un trozo de papel.
Hay una maestría con las palabras que no se aprende, sino que se desarrolla: un sordo desarrolla una visión excepcional, un ciego una audición excepcional, un mudo, cuando se le da un trozo de papel.