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No hay nada que irrite más a los estadounidenses que el hecho de que algunos miembros del Congreso se crean con derecho a tener sus propias reglas. Y es cierto: demasiada gente en Washington vive en una realidad alternativa.
No hay nada que irrite más a los estadounidenses que el hecho de que algunos miembros del Congreso se crean con derecho a tener sus propias reglas. Y es cierto: demasiada gente en Washington vive en una realidad alternativa.