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Los judíos, me parece, son muy, muy egoístas. No les importa cuántos estonios, letones, finlandeses, polacos, yugoslavos o griegos sean asesinados o maltratados como desplazados mientras los judíos reciban un trato especial. Sin embargo, cuando tienen poder, físico, financiero o político, ni Hitler ni Stalin tienen nada que envidiarles en crueldad o maltrato a los desvalidos. Pon a un desvalido en la cima y da igual que se llame ruso, judío, negro, directivo, obrero, mormón, bautista, se vuelve loco. He encontrado muy, muy pocos que recuerden su condición pasada cuando llega la prosperidad.