-
Si rebajáis la Ley, oscurecéis la luz por la que el hombre percibe su culpabilidad; esto es una pérdida muy grave para el pecador, más que una ganancia, pues disminuye la probabilidad de su convicción y conversión. Digo que habéis privado al evangelio de su auxiliar más hábil [su arma más poderosa] cuando habéis dejado de lado la Ley. Le habéis quitado el maestro de escuela que ha de llevar a los hombres a Cristo. . . Nunca aceptarán la gracia hasta que tiemblen ante una Ley justa y santa. Por lo tanto, la ley sirve a un propósito sumamente necesario, y no debe ser removida de su lugar.