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Supongo que mi arte puede considerarse una protesta. Veo las cosas de una determinada manera, y como artista tengo el privilegio de protestar o decir públicamente lo que pienso. Quizá el trabajo más fuerte que he hecho es porque lo he hecho con indignación. Considerándome feminista, no quiero que mi obra sea una reacción a lo que podría ser el arte masculino o el arte con mayúsculas. Sólo quiero que sea arte. De una manera enrevesada, estoy protestando contra la forma habitual en que se mira el arte, metiéndolo en un periodo o en una categoría.