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... sobre todo, el actor amará a los niños y niñas, hombres y mujeres, que se sientan en los asientos más baratos, en la última fila de la tribuna superior. Han dado más de lo que pueden permitirse para venir. Con el más humilde espíritu de compañerismo, están escuchando para captar cada palabra, vigilando para no perderse ni el más mínimo gesto o expresión. Para salvar su vida, el actor no puede evitar sentir a sus seres más queridos. No puede evitar querer hacer lo mejor para ellos. No puede evitar quererlos más que a nadie.