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  • Si el amor es el alma de la existencia cristiana, debe estar en el corazón de cualquier otra virtud cristiana. Así, por ejemplo, la justicia sin amor es legalismo; la fe sin amor es ideología; la esperanza sin amor es egocentrismo; el perdón sin amor es abajamiento; la fortaleza sin amor es temeridad; la generosidad sin amor es extravagancia; el cuidado sin amor es mero deber; la fidelidad sin amor es servidumbre. Toda virtud es una expresión de amor. Ninguna virtud es realmente virtud si no está impregnada o informada por el amor.