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  • La economía sigue siendo sustancialmente la del comercio de pieles, basada en los mismos tipos generales de artículos comerciales: tecnología, armas, adornos, novedades y drogas. La única gran diferencia es que, a estas alturas, la revolución ha privado a la masa de consumidores de cualquier acceso independiente a los productos básicos de la vida: ropa, cobijo, comida, incluso agua. El acceso al aire sigue siendo la única necesidad que el usuario medio todavía puede obtener por sí mismo, y la revolución le ha impuesto un pesado impuesto en forma de contaminación. La conquista comercial es mucho más completa y definitiva que la derrota militar.

    Wendell Berry (2015). “The Unsettling of America: Culture & Agriculture”, p.16, Counterpoint