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Toda la tierra descansa y se aquieta; prorrumpen en cánticos. Hasta los árboles del bosque se alegran por ti, los árboles del Líbano, diciendo: Desde el tiempo de tu caída ningún leñador ha subido contra nosotros con un hacha.
Toda la tierra descansa y se aquieta; prorrumpen en cánticos. Hasta los árboles del bosque se alegran por ti, los árboles del Líbano, diciendo: Desde el tiempo de tu caída ningún leñador ha subido contra nosotros con un hacha.