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Porque la creación fue sometida a la frustración, no por su propia elección, sino por la voluntad del que la sometió, con la esperanza de que la creación misma sea liberada de su esclavitud a la decadencia e introducida en la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Sabemos que la creación entera ha estado gimiendo como en los dolores de parto hasta el momento presente.