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Y así el Verbo tuvo aliento, y forjó Con manos humanas el credo de los credos En belleza de hechos perfectos, Más fuertes que todos los pensamientos poéticos; Que puede leer el que ata la gavilla, O construye la casa, o cava la tumba, Y esos ojos salvajes que miran las olas En rugidos alrededor del arrecife de coral.