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No hay accidentes tan desafortunados de los que las personas inteligentes no puedan sacar alguna ventaja, ni ninguno tan afortunado que los insensatos no puedan convertirlos en su propia desventaja.
No hay accidentes tan desafortunados de los que las personas inteligentes no puedan sacar alguna ventaja, ni ninguno tan afortunado que los insensatos no puedan convertirlos en su propia desventaja.