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Sé que es más agradable caminar sobre alfombras que yacer sobre el suelo de una mazmorra, sé que es placentero tener todas las comodidades y lujos de la civilización; pero aquel que sólo se preocupa por estas cosas no vale más que una mariposa, contenta e irreflexiva, sobre una flor matutina; ¿y a quién se le ha ocurrido levantar una lápida a una mariposa del último verano?