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Me he aventurado, como pequeños niños libertinos que nadan en vejigas, Estos muchos veranos en un mar de gloria, Pero mucho más allá de mi profundidad. Mi altanero orgullo se quebró bajo mis pies, y ahora me ha dejado, cansado y viejo por el servicio, a merced de un rudo arroyo que debe ocultarme para siempre.