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  • La hipocresía misma hace gran honor, o más bien justicia, a la religión, y reconoce tácitamente que es un ornamento de la naturaleza humana. El hipócrita no se esforzaría tanto en aparentar virtud, si no supiera que es el medio más adecuado y eficaz para ganarse el amor y la estima de la humanidad.

    Joseph Addison, Sir Richard Steel (1858). “The Spectator”, p.304