La creciente complejidad de la ciencia, la tecnología y la organización no implica ni un creciente conocimiento ni una creciente necesidad de conocimiento en la población en general. Al contrario, los procesos cada vez más complejos tienden a dar lugar a productos cada vez más sencillos y fáciles de entender. La genialidad de la producción en masa radica precisamente en que hace que más productos sean más accesibles, tanto económica como intelectualmente, a un mayor número de personas.