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No hay nada mejor para la moral que recordar que los años pasan -cada vez más deprisa- y que van cayendo trozos del antiguo armazón. Pero es agradable que se acuerden de uno.
No hay nada mejor para la moral que recordar que los años pasan -cada vez más deprisa- y que van cayendo trozos del antiguo armazón. Pero es agradable que se acuerden de uno.