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Tales jóvenes son a menudo torpes, desgarbados, y aún no formados en su andar; se rezagan con sus miembros, y son tímidos; las palabras no les vienen con facilidad, cuando se requieren palabras, entre cualquiera que no sean sus socios acostumbrados. Las reuniones sociales son periodos de penitencia para ellos, y cualquier aparición en público les pone nerviosos. Van mucho solos y se ruborizan cuando las mujeres les hablan. En realidad, aún no son hombres, sea cual sea el número de sus años; y, como ya no son niños, el mundo ha encontrado para ellos el poco agraciado nombre de hobbledehoy.