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Lamentamos profundamente que algunos senadores sigan dispuestos a cumplir las órdenes de las grandes petroleras, y ahora nos dirigimos a la Cámara de Representantes, donde el plan de perforación del Ártico debería morir nada más llegar. Los estadounidenses claman por un Congreso limpio y un plan de energía limpia, pero lamentablemente hoy se han quedado cortos en ambos aspectos.