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A menos que un hombre o una mujer haya experimentado la oscuridad del alma, no puede saber nada de esa risa transformadora sin la cual no puede intuirse débilmente ningún indicio de la realidad última de los opuestos.
A menos que un hombre o una mujer haya experimentado la oscuridad del alma, no puede saber nada de esa risa transformadora sin la cual no puede intuirse débilmente ningún indicio de la realidad última de los opuestos.