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Adelante, súbase a la tapa de terciopelo de la mesa de apuestas más alta. Colócate a ti mismo en la apuesta. Mira a Dios a los ojos y finalmente, por una vez en tu vida, pierde.
Adelante, súbase a la tapa de terciopelo de la mesa de apuestas más alta. Colócate a ti mismo en la apuesta. Mira a Dios a los ojos y finalmente, por una vez en tu vida, pierde.