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Cuando todo lo que tintineaba se ha detenido, y el espacio mira fijamente, todo alrededor, o las heladas espantosas, las primeras mañanas de otoño, derogan el suelo palpitante.
Cuando todo lo que tintineaba se ha detenido, y el espacio mira fijamente, todo alrededor, o las heladas espantosas, las primeras mañanas de otoño, derogan el suelo palpitante.