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Nosotros, los de una generación más vieja, podemos arreglárnoslas con lo que tenemos, aunque cada vez con más dificultades; pero cuando seáis plenamente hombres y mujeres, necesitaréis lo que la naturaleza en otro tiempo nos proporcionó tan generosamente y el hombre destruyó tan irreflexivamente; y a causa de esa necesidad nos reprocharéis, no por lo que hemos usado, sino por lo que hemos malgastado... Así pues, cualquier nación que en su juventud viva sólo para el día, coseche sin sembrar y consuma sin cultivar, debe esperar el castigo del pródigo cuyo trabajo difícilmente le puede proporcionar los medios de vida.