La ciudad estadounidense debería ser un conjunto de comunidades a las que todos sus miembros tuvieran derecho a pertenecer. Debe ser un lugar donde cada hombre se sienta seguro en sus calles y en casa de sus amigos. Debería ser un lugar donde la dignidad y la autoestima de cada individuo se vieran reforzadas por el respeto y el afecto de sus vecinos. Debe ser un lugar donde cada uno pueda encontrar la satisfacción y el calor que se derivan de ser miembro de la comunidad del hombre. Esto es lo que buscaba el hombre en los albores de la civilización. Es lo que buscamos hoy.