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  • Cuando un rayo de sol cae sobre una sustancia transparente, la propia sustancia se vuelve brillante e irradia luz desde sí misma. Así también las almas portadoras del Espíritu, iluminadas por Él, finalmente se vuelven espirituales ellas mismas, y su gracia es enviada a otros. De ahí viene el conocimiento del futuro, la comprensión de los misterios, la aprehensión de las cosas ocultas, la distribución de dones maravillosos, la ciudadanía celestial, un lugar en el coro de los ángeles, la alegría sin fin en la presencia de Dios, llegar a ser como Dios, y, el más alto de todos los deseos, convertirse en Dios.