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La única cualidad que distingue a un hombre de otro, la llave que lo eleva a todas las aspiraciones mientras que otros se quedan atrapados en el fango de la mediocridad, no es el talento, la educación formal ni la brillantez intelectual: es la autodisciplina. Con autodisciplina todo es posible. Sin ella, hasta el objetivo más sencillo puede parecer un sueño imposible.