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Si después de haber soportado mucho, por fin hemos hecho valer nuestro "derecho a saber" y si, sabiendo, hemos llegado a la conclusión de que se nos pide que asumamos riesgos insensatos y aterradores, entonces no deberíamos seguir aceptando los consejos de quienes nos dicen que debemos llenar nuestro mundo de sustancias químicas venenosas, deberíamos mirar a nuestro alrededor y ver qué otro camino se nos abre.