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  • Estas pulverizaciones, polvos y aerosoles se aplican ahora casi universalmente en granjas, jardines, bosques y hogares: productos químicos no selectivos que tienen el poder de matar a todos los insectos, los "buenos" y los "malos", de acallar el canto de los pájaros y el salto de los peces en los arroyos, de cubrir las hojas con una película mortal y de permanecer en el suelo, todo ello aunque el objetivo previsto sean sólo unas pocas malas hierbas o insectos. ¿Puede alguien creer que es posible arrojar semejante aluvión de venenos sobre la superficie de la tierra sin hacerla inservible para la vida? No deberían llamarse "insecticidas", sino "biocidas".

    Paul Brooks, Rachel Carson (1972). "La casa de la vida: Rachel Carson en acción"