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  • Todos los niños deberían tener pasteles de barro, saltamontes, bichos de agua, renacuajos, ranas, tortugas de barro, bayas de saúco, fresas silvestres, bellotas, castañas, árboles a los que trepar. Arroyos que vadear, nenúfares, marmotas, murciélagos, abejas, mariposas, diversos animales que acariciar, campos de heno, piñas de pino, rocas que rodar, arena, serpientes, arándanos y avispones; y cualquier niño que se haya visto privado de todo esto se ha visto privado de la mejor parte de la educación.

    Luther Burbank (2000). “The Training of the Human Plant”, p.91, The Minerva Group, Inc.