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El poeta de Dios es el silencio. Su canto no se pronuncia, y sin embargo es tan profundo, tan fuerte y tan lejano, que te llena, te estremece con compases ininterrumpidos, y tan suave, tan hermoso y tan lejano como una estrella.
El poeta de Dios es el silencio. Su canto no se pronuncia, y sin embargo es tan profundo, tan fuerte y tan lejano, que te llena, te estremece con compases ininterrumpidos, y tan suave, tan hermoso y tan lejano como una estrella.