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Dígame mi falta, francamente, como a usted mismo, pues prefiero hacer una mueca de dolor a morir. Los hombres no llaman al cirujano para recomendar el hueso, sino para curarlo, señor.
Dígame mi falta, francamente, como a usted mismo, pues prefiero hacer una mueca de dolor a morir. Los hombres no llaman al cirujano para recomendar el hueso, sino para curarlo, señor.