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El hombre deja de perseguir el ideal de una vida planificada y un pensamiento elevado en el momento en que quiere multiplicar sus necesidades diarias. La felicidad del hombre reside realmente en la satisfacción.
El hombre deja de perseguir el ideal de una vida planificada y un pensamiento elevado en el momento en que quiere multiplicar sus necesidades diarias. La felicidad del hombre reside realmente en la satisfacción.