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Sobre todo necesitamos una educación que cree una mente educada. Una mente que no sea un simple depósito de información y habilidades, sino una mente que sea una fuente de escepticismo creativo, caracterizada por la voluntad de cuestionar viejas suposiciones y de ser cuestionada, una amplitud de miras y convicciones profundamente arraigadas, pero que los nuevos hechos y las nuevas experiencias siempre pueden modificar.