En primer lugar, esta ley -la Ley de Educación para la Defensa Nacional- puso fin a años y años de debate sobre una cuestión controvertida: "¿Debe el Gobierno Federal, con todos sus ingentes recursos, implicarse directamente en la ayuda a la educación estadounidense?". La respuesta que dio esta ley fue un rotundo "¡Sí!", y así allanamos el camino para una nueva era de apoyo a la educación en Estados Unidos. Esta ley, de hecho, ayudó a hacer posibles más de 50 nuevas leyes educativas aprobadas durante mi gobierno.