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El amor a la paz es común entre las personas débiles, cortas de vista, tímidas y perezosas; y, por otra parte, el valor se encuentra entre muchos hombres de mal genio y mal carácter. Ninguna de las dos cualidades servirá por sí sola. La justicia entre las naciones de la humanidad, y la elevación de la humanidad, sólo pueden ser logradas por aquellos hombres fuertes y audaces que con sabiduría aman la paz, pero que aman la rectitud más que la paz.