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Una última palabra de despedida, queridos maestro y maestra. Siempre que visitéis mi tumba, deciros con pesar, pero también con alegría en el corazón, al recordar mi larga y feliz vida con vosotros: "Aquí yace quien nos ama y a quien amamos". Por profundo que sea mi sueño os oiré, y ni todo el poder de la muerte podrá impedir que mi espíritu mueva una cola agradecida.