Sí, Filadelfia es horrible, pero de una forma muy interesante. Había lugares en los que se había permitido la decadencia, donde había tanto miedo y crimen que, por un momento, se abría la puerta a otro mundo. Era miedo, pero era tan fuerte y tan mágico, como un imán, que tu imaginación siempre se disparaba en Filadelfia. Ahora sólo tengo que pensar en Filadelfia, y me vienen ideas, oigo el viento y me adentro en la oscuridad de algún lugar.