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  • Todo el mundo necesita belleza además de pan, lugares donde jugar y rezar, donde la Naturaleza pueda curar y alegrar y dar fuerza al cuerpo y al alma por igual. Este hambre natural de belleza se manifiesta en los pequeños jardines de los pobres en el alféizar de la ventana, aunque tal vez sólo sea un geranio en una taza rota, así como en los cuidados jardines de rosas y lirios de los ricos, en los miles de espaciosos parques urbanos y jardines botánicos, y en nuestros magníficos parques nacionales: Yellowstone, Yosemite, Sequoia, etc., sublimes maravillas de la Naturaleza, la admiración y la alegría del mundo.

    John Muir (1997). “Nature Writings: The Story of My Boyhood and Youth, My First Summer in the Sierra, the Mountains of California, Stickeen, Selected Essays”, p.814, Library of America