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No hay nada que exaspere más a la gente que una exhibición de habilidad superior o brillantez en la conversación. Parecen complacidos en el momento, pero su envidia les hace maldecir al conversador en su fuero interno.
No hay nada que exaspere más a la gente que una exhibición de habilidad superior o brillantez en la conversación. Parecen complacidos en el momento, pero su envidia les hace maldecir al conversador en su fuero interno.