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  • Nadie que esté en este mundo negará que existen los males. ¿Qué decimos, pues? Que el mal no es una sustancia viva y animada, sino una condición del alma que se opone a la virtud y que brota En los perezosos a causa de su alejamiento del bien.

    Saint Basil (2010). “Exegetic Homilies (The Fathers of the Church, Volume 46)”, p.28, CUA Press