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Cada vez que te dejas llevar por la emoción de la ira o el comportamiento de gritar a un ser querido, refuerzas la conexión neuronal y aumentas la probabilidad de que vuelvas a hacerlo.
Cada vez que te dejas llevar por la emoción de la ira o el comportamiento de gritar a un ser querido, refuerzas la conexión neuronal y aumentas la probabilidad de que vuelvas a hacerlo.