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  • En realidad, no hay razón para sufrir. La única razón por la que sufres es porque eliges sufrir. Si observas tu vida encontrarás muchas excusas para sufrir, pero una buena razón para sufrir no la encontrarás. Lo mismo ocurre con la felicidad. La única razón por la que eres feliz es porque eliges serlo. La felicidad es una elección, y el sufrimiento también.