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Es imperativo que los predicadores de hoy aprendan a declarar la ley espiritual de Dios; porque, hasta que no aprendamos a herir las conciencias, no tendremos heridas que vendar con vendas evangélicas.
Es imperativo que los predicadores de hoy aprendan a declarar la ley espiritual de Dios; porque, hasta que no aprendamos a herir las conciencias, no tendremos heridas que vendar con vendas evangélicas.